Había una vez un cuento infantil sobre una caperucita que, habiendo salido de su casa al encuentro de su abuela enferma, es interceptada en el camino por un lobo. Al parecer singular dialogo se produce en ese momento resultando que la caperucita toma el camino más largo. Habrase visto al lobo que, tomando él el camino más corto, llega a la casa de la abuelita y se la devora. No terminando allí sus perversas intenciones, el feroz, vistiose con las ropas de la anciana, metiose en la cama y esperola a la caperuza, que no tardaría en llegar, para comérsela. Aparentemente, al llegar la niña y encontrarse con tal montaje, se produjo otro singular diálogo. En aquel momento irrumpió la voz siniestra de un poema para decir:
-voy a hacerte medir el tiempo con una regla: la tuya.
Concluyendo el infantil relato con la devoración efectiva de la caperucilla por parte del lobo.
Algunas versiones le agregan a esto algo acerca de un cazador y un colorín.