Hay
escritores que hacen trampa; se los podría leer.
“… Mientras
que el poeta extrae a la luz, en el proceso de investigación que constituye el
desarrollo de su obra, la culpa de Edipo, nos obliga a una introspección en la
que descubrimos que aquellos impulsos infantiles existen todavía en nosotros,
aunque reprimidos. Y las palabras con que el coro pone fin a la obra: …
miradle; es Edipo – el que resolvió los intrincados enigmas y ejerció el mas
alto poder;- aquel cuya felicidad ensalzaban todos los ciudadanos- ¡Vedle
sumirse en las crueles olas del destino fatal!, y estas palabras hieren nuestro
orgullo de adultos, que nos hace creernos lejos ya de nuestra niñez y muy
avanzados por los caminos de la sabiduría y el dominio espiritual. Como Edipo,
vivimos en la ignorancia de aquellos deseos inmorales que la naturaleza nos ha
impuesto, y al descubrirlos quisiéramos apartar la vista de las escenas de
nuestra infancia…”
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